El día de hoy les queremos compartir la felicidad tan grande que tenemos:
"El consejo de Sede de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, reunido el 10 de junio de 2016 (Acta nro. 10), aprobó la designación de la colección de árboles y palmas de la Sede Medellín como:
"ARBORETUM Y PALMETUM LEÓN MORALES SOTO"
En homenaje al ilustre Ingeniero Forestal y profesor del departamento de Ciencias Forestales, incansable sembrador y quien ha sido su precursor desde 1986, reconociendo su perseverancia en crear un bosque dentro de la Ciudad con fines pedagógicos, investigativos y ornamentales."
Para nosotros es un reconocimiento muy grande con el que no contábamos y que se dio gracias a los estudiantes que lucharon por hacer esto realidad y darle a León un homenaje en vida, para los que no conocen la colección les contamos que en ella se cuentan entre árboles, palmas y arbustos con 67 Familias Botánicas, 270 géneros, 412 especies y 3798 ejemplares, dentro de los cuales muchos son únicos en la ciudad y de gran valor, muy pocos son catalogados como comunes y representan la biodiversidad que puede encontrarse en las selvas del Chocó, el magdalena medio y otras regiones de Colombia y el mundo.
En comparación con Medellín toda la ciudad cuenta con 366 especies reportadas (contra 412 en la colección) osea 17 árboles cada 100 habitantes y en la universidad contamos con 31 cada 100. esta colección tiene un gran valor pedagógico e investigativo que seguirá en pie durante muchísimos años.
los invitamos a conocerla!
Adicionalmente quiero compartirles un escrito que hice para la ceremonia donde les cuento quien es León Morales Soto
José Horacio León Morales Soto, o solo León Morales como es
conocido, nació en Medellín, donde creció en una familia típica antioqueña muy
unida de 9 hermanos, en una casa en el barrio la América, esta casa tenía un
solar grande que lindaba con el solar de la casa de sus abuelos paternos. Su
abuela Raquel oriunda de Liborina sembró en los dos solares gran variedad de
árboles, principalmente frutales, entre ellos mango, zapote, naranjo, lima,
limón, cacao, guanábana, chirimoya, níspero y complementando el jardín gran
variedad de plantas ornamentales especialmente bifloras. Así su infancia
transcurrió trepado en la copa de los árboles, comiendo frutas y jugando con
sus hermanos, disfrutando de los beneficios de los árboles día a día, generando
un vínculo con ellos que lo acompañaría toda su vida.
León desde pequeño fue muy sensible a todo lo que lo rodeaba,
inquieto, observador, amante de la naturaleza, amigable, colaborador y siempre
con la mirada en el cielo, mirando nubes, rayos, pájaros, árboles y aviones. Al
finalizar el bachillerato ingreso a estudiar ingeniería mecánica en la UPB pero
su pasión por los aviones no le permitió concentrarse en sus estudios,
viéndolos aterrizar en horas de clase en el aeropuerto Olaya Herrera. Al salir
de la UPB ingreso a la universidad Nacional gracias a su hermano Gilberto
Morales que era allí profesor, encontrando finalmente en la ingeniería forestal
el camino que seguiría por el resto de su vida, sin dejar de mirar al cielo.
Durante la carrera comenzó a mostrar grandes capacidades que
lo llevaron a volverse experto en dendrología, como su prodigiosa memoria, su
capacidad de observación minuciosa, su capacidad de aprender inmediatamente lo
que veía en campo y esa capacidad que le permitía diferenciar los aviones por
el sonido la llevo, a que viendo un
árbol una vez pudiera grabarlo en su memoria para siempre y diferenciarlo en
cualquier otro lugar con toda la precisión.
Antes de terminar su pregrado en 1979 la universidad Nacional
lo vinculo como profesor de dendrología y visitando los bosques y selvas de
Antioquía comenzó su carrera como docente, carrera con la que tuvo oportunidad
de llegar a muchísimas personas, de hacerlas reír y de sembrar en ellas el amor
por los árboles, de estos viajes con sus alumnos no solo traía buenas anécdotas
y mucho aprendizaje si no también semillas de especies extrañas en nuestra
ciudad, semillas que ponía a germinar y que luego plantaba en la Universidad
creando lo que hoy es el arboretum y el palmetum de la misma, eso con la
colaboración de muchas otras personas y
de una alumna en particular, su esposa Teresita Varón con la que tuvo dos hijos
humanos, Jorge Federico y Alejandra, uno canino llamado Mateo, varios cientos
arbóreos y más de 9 publicaciones de mucho éxito y utilidad para la ciudad; de
estas publicaciones el arboretum se diseminó por toda la ciudad contribuyendo
de forma muy especial a lo que es hoy nuestro paisaje cotidiano, gracias a ello
podemos ver en nuestras calles ébanos, cámbulos, choibas, pacós, parkias,
cariaños, canimes, vara santa, bala de cañón, oyetos, entre muchos otros y
palmas.
Además realizó una maestría en entomología donde centro su
atención en el estudio de árboles promisorios en el control de plagas
forestales. En el 2000 obtuvo el nombramiento de profesor titular con la
presentación del trabajo Arboretum y Palmetum de la universidad Nacional, siempre
tan inquieto, tan incansable, tan servicial, al jubilarse en el año 2005 no
termino su labor con los árboles ni como docente, esta se volvió extensiva a
toda la ciudad compartiendo de forma desinteresada todo su conocimiento con
entidades como el Jardín Botánico, el área metropolitana, el municipio de
Medellín, el metro de Medellín, Metroplus, entre otros, contribuyendo a mejorar
la calidad de vida de nuestra ciudad y a que grandes proyectos sean hoy
exitosos gracias a la adecuada intervención arbórea que León gestionó.
Hoy sucede otro acontecimiento grande para añadir a esta reseña, y todo es gracias a
sus alumnos, colegas, a la Universidad Nacional y a este bonito camino que la
vida lo ha llevado a recorrer.
Como hija me queda por decir que León Morales es posiblemente
el mejor papá del mundo, un gran compañero de trabajo, un docente con vocación,
una persona con un humor excelente, con unas ganas de trabajar y servir
inspiradoras, un modelo a seguir, y una persona de las que vale la pena
celebrar su vida.
ALEJADRA MORALES VARÓN